Bibliotecas gratuitas

viernes, 18 de octubre de 2024

Fragmento 6

El exilio y sus innumerables pérdidas

me hicieron muy liviana con los objetos

poco posesiva

Ya no me interesa conservar una biblioteca numerosa

(vanidad de vanidades)

ni colecciono piedras

botellas cuadros

encendedores

plumas fuentes –así se llamaban en mi infancia

las codiciadas e inasequibles estilográficas

Parker y Mont Blanc

ni necesito un amplio salón para escribir

al abrigo de los ruidos de la calle

y de los ruidos interiores

 

El exilio y sus innumerables pérdidas

me hicieron dadivosa

Regalo lo que no tengo –dinero, poemas, orgasmos–

Quedé flotando –barco perdido en altamar–

con las raíces al aire

como los nervios de un condenado

 

Despojada

desposeída

dueña de mi tiempo

Y con él tampoco soy avara:

sería ridículo pretender administrar

un bien desconocido.


-Cristina Peri Rossi en El arte de la pérdida

La importancia de historificar

 Si bien la historia remite a mantener cierto contacto con el pasado, mantenerse actualizados es primordial. Historious es una plataforma donde se puede compilar sitios de internet en donde tener a la mano información valiosa, para esta investigación, como para saber más de el tema principal de este blog; el cual no solo versa de la difusión de arte y la visibilización de la violencia, sino de las mujeres migrantes. 


Les comparto mi sitio de historious en donde pueden encontrar algunos sitios al respecto:
https://lmgardu.historio.us



jueves, 10 de octubre de 2024

Hang Kang: El premio Nobel de literatura 2024






 https://lacaderadeeva.com/actualidad/quien-es-han-kang-el-premio-nobel-de-literatura-2024/11448

La vegetariana de Hang Kang: chromeextension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.escuelaestacionsur.com/Images/La%20vegetariana%20-%20Han%20Kang.pdf


miércoles, 9 de octubre de 2024

Fragmento 5

 Adoraba aquellos libros británicos y estadounidenses. Avivaron mi imaginación. Me abrieron mundos nuevos. Pero la consecuencia involuntaria fue que no sabía que en la literatura cabía gente como yo. Así que el descubrimiento de los escritores africanos hizo esto por mí: me salvó de conocer solo un relato de lo que son los libros. 

    Vengo de una familia nigeriana convencional, de clase media. Mi padre era profesor. Mi madre, administrativa. Y por tanto disponíamos, como era costumbre, de servicio doméstico, a menudo procedente de aldeas rurales cercanas. Cuando cumplí ocho años, un chico nuevo llegó a mi casa. Se llamaba Fide. Lo único que mi madre nos contó de él fue que su familia era muy pobre. Mi madre les mandaba ñame y arroz y ropa que ya no nos poníamos. Y cuando no me acababa la cena, solía decirme: «¡Acábate la comida! ¿Es que no sabes que hay gente, como la familia de Fide, que no tiene nada?». Así que yo sentía muchísima pena por la familia de Fide.

     Entonces, un sábado, fuimos de visita a su pueblo y su madre nos enseñó una preciosa cesta de rafia estampada que había confeccionado el hermano de Fide. Me quedé impresionada. No se me había ocurrido que alguien de su familia supiera hacer algo. Lo único que oía de ellos era lo pobres que eran, de modo que me resultaba imposible verlos como algo más que pobres. Su pobreza era mi relato único sobre ellos.

     Años después, pensé en ello cuando dejé Nigeria para estudiar en la universidad en Estados Unidos. Tenía diecinueve años. Y dejé impresionada a mi compañera de habitación, estadounidense. La chica me preguntó dónde había aprendido a hablar inglés tan bien, y le desconcertó descubrir que el idioma oficial de Nigeria es el inglés. Me pidió escuchar lo que llamó mi «música tribal», y se llevó una gran decepción cuando saqué mi cinta de Mariah Carey. Además, mi compañera de cuarto daba por hecho que yo no sabría utilizar la cocina. 

    A mí, lo que me impresionó fue lo siguiente: ella se había apiadado de mí incluso antes de conocerme. Su actitud por defecto hacia mí, en tanto que africana, era una especie de lástima bienintencionada y paternalista. Mi compañera de habitación conocía una única historia sobre África, un relato único de catástrofes. En esa historia no cabía la posibilidad de que los africanos se le parecieran en nada, no había lugar para sentimientos más complejos que la pena ni posibilidad de conexión entre iguales. Debo decir que hasta que viajé a Estados Unidos no me identifiqué conscientemente como africana. Pero en Estados Unidos, cada vez que se mencionaba África, la gente se giraba hacia mí. Tanto daba que yo no supiera nada de lugares como Namibia. Pero 6terminé adoptando esta nueva identidad y, en muchos sentidos, ahora pienso en mí como en una africana. Aunque todavía me irrita que se refieran a África como si fuera un país; el ejemplo más reciente ha sido el vuelo de hace un par de días desde Lagos, por lo demás maravilloso, durante el cual la compañía Virgin anunció sus obras de caridad en «India, África y otros países».


-Chimamandangozi Adichie en El peligro de la historia única (fragmento)

Link para texto completo: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://pjenlinea3.poder-judicial.go.cr/biblioteca/uploads/Archivos/Libro/29%20El%20peligro%20de%20la%20historia%20%C3%BAnica.pdf



domingo, 6 de octubre de 2024

Fragmento 4

La solidaridad es algo hermoso. Pero lo que vemos florecer por ahí no es solidaridad. Volverá a renacer del conocimiento del individuo por los individuos y durante algún tiempo transformará el mundo. La que hoy existe no es más que espíritu gregario. 

    Los hombres se unen porque tienen miedo los unos de los otros; los señores se asocian, los trabajadores se asocian, los sabios se asocian. ¿Y por qué tienen miedo? Sólo se tiene miedo cuando se está en disensión consigo mismo. 


-Hermann Hesse en  Demian (fragmento)

Fragmento 3


Selva de mi silencio,
apretada de olor, fría de menta.

Selva de mi silencio, en ti se mellan
todas las hachas; se despuntan
todas las flechas;
se quiebran
todos los vientos.

Selva de mi silencio, ceniza de la voz
sin boca, ya sin eco; crispadura de yemas
que acechan el sol,
tras la espera
maraña verde… ¿qué nieblas
se te revuelven en un remolino?
¿Qué ala pasa cerca
que no se vea
succionada en el negro remolino?

(La selva se cierra
sobre el ala que pasa y que rueda.)

Selva de mi silencio,
verde sin primavera,
tú tienes la tristeza
vegetal y el instinto vertical
del árbol. En ti empiezan
todas las noches de la tierra;
en ti concluyen todos los caminos.

Selva apretada de olor, fría de menta.

Selva con tu casita de azúcar
y su lobo vestido de abuela;
trenzadura de hoja y de piedra,
masa hinchada, sembrada, crecida toda
para aplastar aquella,
tan pequeña,
palabra de amor…


-Dulce María Loynaz en  Selva

Algo de Idea Vilariño

Algo de Mónica Mayer

Algo de María Izquierdo

¿Qué sabes de Yolanda Oreamuno?

Algo de Oswaldo Guayasamin

¿Qué sabes de Delmira Agustini?

Tsundoku, ¿Lo prácticas sin saberlo?

Algo sobre Tarsila do Amaral

¿Qué sabes de Alaíde Foppa?

Algo sobre Wilfrido Lam